sábado, 27 de febrero de 2010

Lección 10: El fruto del Espíritu es Templanza / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...

Texto Clave: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". Filipenses 4:8.


Enseña a tu clase a:


Saber comprender la relación entre el pensamiento y la conducta.
Sentir el deseo de esforzarse para dominar las emociones.
Hacer: caminar en el Camino, la Verdad y la Vida.


Bosquejo de la Lección

1. Saber: El poder positivo de pensar correctamente

A. La conducta, sea deliberada o inconsciente, sigue un camino definido. Al pensamiento siguen las palabras y las acciones. Nos comportamos según lo que hayamos atesorado en el banco de nuestra mente.
a. ¿Qué verdades se encuentran en la declaración del salmista: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11)?
b. ¿De qué modo el vivir de acuerdo con la Palabra de Dios mantiene puro nuestro corazón?

2. Sentir: Es posible dominar el yo

A. Los deseos de la carne, de los ojos y el orgullo de la vida, todos tienen que ver con nuestras emociones y sentimientos.
a. ¿De qué modo indica esto que los sentimientos pueden ser peligrosos si no son santificados en Cristo?

3. Hacer: Modificar el pensamiento y la conducta

A. El problema del dominio propio a menudo es fastidioso para el cristiano. Si se practica en forma errónea, puede conducir a las posibles trampas del legalismo, del fanatismo, del desánimo espiritual y de la depresión. Como los ataques de Satanás duran toda la vida, lo mismo sucede con el desarrollo del control propio.
a. ¿De qué manera el permitir que las Escrituras llenen nuestro pensamiento nos ayudará a derrotar al mal?
b. ¿De qué modo comprender la gracia y la justicia de Dios por la fe desarrollará una forma espiritualmente madura y equilibrada?
c. ¿De qué forma el descuidar la vida de devoción afecta nuestro pensamiento y nuestra conducta?

Resumen: Una manera correcta de pensar conduce a una vida correcta. Depender de los sentimientos es peligroso. El dominio propio se desarrolla al permitir que las Escrituras iluminen nuestros pensamientos.


CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave para el crecimiento espiritual: El Espíritu Santo nos da dominio propio a fin de que podamos hacer buenas decisiones que nos permitan ser útiles a Dios, a otros, y a nosotros mismos.

Solo para los maestros: En esta lección, concéntrate en la necesidad del dominio propio en una vida de libertad en Cristo.

Jarabe de maíz de alta fructosa: Si has seguido las noticias de salud y nutrición, sabrás que, en muchas partes del mundo este ingrediente de las bebidas gaseosas y de los “alimentos chatarra” se vincula con la obesidad y sus males relacionados. ¿Por qué? El jarabe de maíz de alta fructosa es tan alto en calorías que no desconecta el mecanismo del apetito como otras comidas lo hacen. Uno puede sentirse todavía con apetito aun después de consumir cantidades enormes de calorías en una pequeña gaseosa. Tenemos reguladores internos que nos dicen cuándo debemos parar de comer, pero el jarabe de maíz de alta fructosa hábilmente los pasa por alto.

Esto es justo lo que el mundo, la carne y el diablo le hacen a nuestro jactancioso “libre albedrío”. Tenemos suficiente libre albedrío como para separar el bien del mal, pero no el suficiente como para hacer siempre lo que agrada a Dios. Las cosas de este mundo saben cómo desconectar nuestros mecanismos de control y entrar directamente en nosotros.

Las buenas noticias: Dios tiene un mecanismo de control nuevo para ti, que realmente funciona. Lo que tienes que hacer es reconocer que el que tienes ahora es defectuoso, y reclamar el fruto del Espíritu, que incluye el dominio propio.

Considera: Ya que hoy se nos anima a gratificar cada deseo, ¿por qué es tan difícil considerar al dominio propio como algo positiva? ¿Cuál es la alternativa si no lo hacemos?


PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. El dominio propio o templanza (Repasa con tu clase Gál. 5:23).

Egkratéia es la palabra griega traducida como “templanza” o “dominio propio” en Gálatas 5:23. El concepto era popular entre los filósofos estoicos de esa época, que veían en ella una manera de reclamar autonomía personal frente a las fuerzas impersonales de la vida y la naturaleza, incluyendo al dios frío e indiferente que los estoicos imaginaban.

En contraste, Pablo imaginaba a un Dios personal, profundamente comprometido, que nos da la capacidad de dominarnos en una forma que de otro modo no podríamos. Pablo vio que algunas de las fuerzas que golpean la voluntad (por ejemplo, las mencionadas en 1 Juan 2:15, 16) existen dentro de nosotros mismos. Necesitamos alguien fuera de nosotros para darnos el dominio propio que deseaban los estoicos, y que ese Alguien es el Espíritu Santo.

Considera: ¿Cuál puede ser el resultado de nuestros intentos de llegar al “autocontrol” solamente con el poder de nuestra voluntad y nuestras buenas intenciones? (Ver Rom. 7:18-25.)

II. El mundo (Repasa con tu clase 1 Juan 2:15, 16; Rom. 12:2).

El primer paso del dominio propio cristiano es el deseo de ser gobernado por Dios en vez de lo que el Nuevo Testamento llama “el mundo”. El famoso versículo de Juan 3:16 dice que Dios amó al mundo. También se nos dice en Génesis que Dios creó el mundo y vio que era bueno. ¿Por qué, entonces, el autor de 1 Juan nos dice que el amor al mundo y el amor de Dios no pueden existir juntos en el mismo corazón?

La palabra usada para mundo es siempre kósmos. Kósmos es realmente neutral, y significa orden. Este orden puede ser el orden de Dios al crear en el Génesis y por el cual él (Juan 3:16) sacrificó a su Hijo; o puede ser el falso orden, un sistema aparente de valores y prioridades. Claramente el mundo, o kósmos, de 1 Juan 2:15 y 16, o de Romanos 12:2 es este último.

Usado en este contexto, el mundo no es meramente el lugar en el que vivimos. Son los postulados que gobiernan las acciones y las creencias de personas que no conocen a Dios. Primero, el mundo está preocupado pon lo temporal (literalmente, limitado al tiempo), mientras Dios y su pueblo están preocupados pon lo eterno. Las cosas que no conciernen específicamente a Dios o a lo eterno se califican como seculares. La palabra secular viene de la palabra latina traducida como siglo o época. Las cosas seculares son las que tienen que ver con la época presente, en oposición con la eternidad. Tales cosas pueden ser necesarias y hasta pueden tener algún valor en sí mismas pero, si amamos a Dios, no son nuestro propósito último.

Considera: ¿Cómo deberíamos interactuar con el mundo y las cosas que hay en él? (Ver Juan 15:19.)

III. Bajo administración extranjera (Repasa con tu clase 1 Juan 2:16).

Cuando el mundo y las cosas que hay en él llegan a ser nuestro propósito fundamental, estamos controlados por ellos, no por nosotros mismos ni por Dios. Estamos sujetos a los deseos mencionados en 1 Juan 2:15, 16. Los deseos de la carne, aunque tienen una connotación más bien excitante hoy, no eran necesariamente de naturaleza sexual. Sucumbimos a ellos cuando valoramos la comodidad y el placer físicos –o sus logros– como la meta principal de la vida.

“Los deseos de los ojos” implican deseos generados por la vista. Acá no se está refiriendo solamente a la pornografía o a la observación de naturaleza sensual. Otra palabra podría ser lo que llamamos superficialidad, es decir, atribuir valor a cosas sobre la base de la apariencia externa. Esto podría incluir la hipocresía religiosa, dado que el hipócrita está interesado en parecer religioso exteriormente. Lo mismo podría decirse de algunas formas de legalismo, puesto que los legalistas se preocupan en ser vistos haciendo lo correcto o, más generalmente, en que no parezca que están haciendo lo incorrecto. Estrechamente ligado a esto, está la “vanagloria de la vida” (“arrogancia de la vida”, NVI), que es el deseo de aparentar que uno es superior a otras personas o, por lo menos, notable. Vemos hoy que muchas personas desean ser famosas por algo y, preferiblemente, en la televisión. Podría decirse que para ellas es el orgullo de esta vida, ya que la víctima de este impulso considera el lograr un elevado estatus y notoriedad como lo más importante en su vida.

Considera: Aunque seamos cristianos podemos anhelar estos deseos e impulsos “mundanos”, y llegar a estar cautivados por ellos. ¿Cómo hemos de reaccionar cuando se presentan ante nosotros? (Ver Rom. 13:14).


PASO 3: ¡Aplica!

Preguntas para reflexionar:

1. El dominio propio como lo enseñaban los estoicos y otros en el mundo antiguo era ascético y significaba afirmar la autonomía individual. ¿De qué modo se compara esto con la explicación bíblica? (Ver 1 Cor. 9:27.)

2. Compara a José con Sansón. José enfrentó grandes pruebas y desgracias desde una edad temprana y, no obstante, las venció para llegar a ser un gran hombre, tanto en el sentido espiritual como en el mundanal. Sansón nació con muchas ventajas y, no obstante, terminó su vida como un esclavo. ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo deberíamos usar cada circunstancia para mejorar espiritualmente y glorificar a Dios?

Preguntas de aplicación:

1. Probablemente, algunas veces fracasamos, al procurar aprender dominio propio. ¿Cómo deberíamos reaccionar? (Ver Prov. 24:16.)

2. A pesar de que el dominio propio se describe como un don o regalo, y se da a entender que Dios nos ayudará a aprenderlo, a menudo parece ser un proceso solitario y difícil. ¿Cómo podemos mantener la conexión con Dios, quien lo hará más fácil?

3. ¿Cuáles son los resultados de la falta de dominio propio, que vemos en el mundo hoy? Nuestra sociedad y sistema económico, ¿animan a la gente a controlar sus impulsos y a demorar la gratificación de ellos, o estimula lo opuesto? ¿Cómo podemos aislarnos de la multitud de voces que nos incitan a hacer o a comprar cosas que nos dañarán física, espiritual y financieramente?


PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Para aprender a controlarnos, necesitamos conocernos, saber cuáles son nuestras debilidades y fortalezas, y cómo minimizar las primeras y maximizar las últimas. Las siguientes actividades tienen la intención de dar a tus alumnos las herramientas para hacer esto.

1. Entrega pequeños papeles a tu clase. Pide que anoten, en forma anónima, de uno a diez, lo que más les hace perder el dominio propio. Pueden ser cosas (comida, dinero, etc.), emociones (frustración, enojo, tristeza, etc.), situaciones o personas (no dar nombres, por favor).

2. Pide a todos que entreguen sus papeles. Enumera cada elemento indicado en una pizarra, y suma la cantidad de veces que se menciona cada uno. Tus alumnos verán que no están solos en sus luchas, y que tal vez puedan ayudarse los unos a los otros.

3. Pregunta si alguno de tus alumnos está dispuesto a compartir la manera en que ha logrado alcanzar la victoria sobre un pecado o un problema, y cómo pudo mantener esa victoria. Puede ser algo grande o algo pequeño. ¿Qué actividades, personas, o cosas los hacen más fuertes? ¿Y más débiles?




Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Maestros.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

No hay comentarios:

Publicar un comentario





Mientras estudia la Lección o Guía de Estudio de la Biblia / Escuela Sabática, en Ojo Adventista, lo invitamos -para beneficio de todos- escribir sus comentarios y consideraciones sobre dicho estudio al pie de cada entrada.