sábado, 26 de septiembre de 2009

Lección 1: Un orden nuevo / para el 3 de octubre de 2009

Sábado26 de septiembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 15:14-16; Levítico 10:1-11; Números 1-4; Jeremías 23:23, 24; Juan 14:15-18, 23.

PARA MEMORIZAR: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).

UN CRISTIANO INICIÓ UNA CONVERSACIÓN con otro hombre, un biólogo profesional. Buscando una manera de dar su testimonio, el cristiano le preguntó: “¿Ve usted la mano de un Creador al estudiar las cosas de las que se ocupa?”

Al instante, el biólogo respondió: “Dondequiera que usted mire, ya sea hacia afuera o hacia adentro, usted ve orden”.

Por más que nuestro mundo haya sido dañado por el pecado, todavía podemos ver la obra de nuestro Creador en el diseño y en el orden del mundo natural. Aun un darvinista fanático fue forzado a admitir que la naturaleza es algo que da “la ilusión de un diseño”.

¿Ilusión? ¡Por favor! El diseño y el orden son reales, y representan la mano de nuestro Hacedor.

Pero, el orden de Dios no termina meramente en la naturaleza. También se ve en el trato con su pueblo del Pacto, los israelitas, aun mientras peregrinaban por el desierto. Esta semana consideraremos, de primera mano, cómo Dios organizó a su pueblo para su sagrada vocación, y todos obtendremos algunas lecciones para nosotros mismos en la actualidad.

LA ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO
Domingo 27 de septiembre

Salido milagrosamente de Egipto, Israel avanzaba hacia Sinaí. Acampados al pie del monte, oyeron la voz de Dios proclamando su voluntad (Éxodo 20). A pesar de esa manifestación increíble del poder de Dios, algunos adoraron el becerro de oro (Éxo. 32). Después, la Nación, arrepentida, construyó un santuario portátil (Éxo. 25:8). La obra se completó el primer día del primer mes del segundo año (Éxo. 40:17).

El mes siguiente, Dios organizó a la Nación más completamente (Núm. 1:1). Y, con la nueva organización el orden nuevo, comienza el libro de Números, continuando la historia de la relación de Dios con su pueblo.

¿Qué clase de censo pidió Dios a Moisés y Aarón que hicieran, y por qué? Núm. 1:2, 3

Los israelitas no eran una nación guerrera. Había sido pastores (Gén. 47:3). Además, eran esclavos recientemente liberados, sin armas ni adiestramiento para la guerra. Puede parecer extraño que Dios los organizara en batallones. Pero, debe recordarse que su tarea incluía la destrucción de varias naciones de las más malvadas y corruptas del Cercano Oriente; entre ellos, los amorreos y los cananeos. Israel ejecutaría a esas naciones, que habían llenado la copa de su transgresión (Gén. 15:14-16). Israel era ahora una teocracia, dirigida por Dios mismo, y eran un pueblo, un ejército poderoso, en marcha.

Lee Génesis 15:14 al 16 (ver también Deut. 9:5). ¿Qué se implica aquí? ¿Cómo nos ayudan estos pasajes a comprender las guerras de Israel con los amorreos?

En tiempos de Abraham, Dios no hubiera permitido la destrucción de los amorreos, revelando su gran paciencia. “Los amorreos estaban enemistados contra la ley de Dios [...] pero entre ellos había unas pocas personas buenas y, por causa de esas pocas, él fue indulgente mucho tiempo”.-”Comentarios de Elena G. de White” (CBA 1:1.107).

Muchos se preguntan por qué Israel destruyó a esas personas, y es comprensible que así sea. ¿Por qué, en casos así, necesitamos avanzar por fe, confiando en la bondad de Dios, quien se reveló por medio de Jesús? Juan 14:9

LA PRESENCIA DE DIOS
Lunes 28 de septiembre

¿Qué tarea se le destinó a la tribu de los levitas? Núm. 1:50-54

Moisés levantó el Tabernáculo portátil en medio del campamento de Israel. Los levitas ubicaron sus carpas alrededor de él, por los cuatro lados. Su presencia actuaba como una especie de barrera, protegiendo el lugar en el que Dios manifestaba su presencia.

¿Por qué se ubicaron de ese modo? La Biblia no lo dice directamente, pero se pueden aprender algunas lecciones importantes de esta disposición.

Yahweh, el Dios viviente, estaba en medio de ellos. Él, el Creador, estaba en medio de su pueblo: de modo que, ¿qué podría sucederles de malo si ellos permanecían fieles a él? No obstante, al mismo tiempo, ellos levantaron sus tiendas a cierta distancia del Tabernáculo (Núm. 2:2), y eso fue porque Dios es santo, y así ellos, como pecadores, como seres caídos, solo podían llegar a cierta distancia. De este modo, por un lado, tenían la realidad de la cercanía de Dios y su cuidado compasivo; pero, al mismo tiempo, constantemente se les recordaba su grandeza y su santidad, y que solo por una mediación podían ellos, como pecadores, acercarse a un Dios santo.

¿Qué dicen los escritores bíblicos acerca de la distancia (transcendencia) de Dios y su cercanía (inmanencia) respecto de la humanidad? Sal. 139:1-10; Isa. 57:15; Jer. 23:23, 24; Juan 14:15-18, 23.

“En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos, y nos sentimos impotentes y solos, se envía al Consolador en respuesta a la oración de fe. Las circunstancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial. Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, está siempre a nuestra diestra para apoyarnos, sostenernos y animarnos” (DTG 623).

¿De qué maneras has experimentado tú mismo la realidad de la presencia de Dios, de su cuidado compasivo y de su cercanía? Por otro lado, ¿qué cosas estás haciendo que te impiden una intimidad más profunda con Dios?

BAJO LAS BANDERAS
Martes 29 de septiembre

“E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres” (Núm. 2:34).

Lee Números 2. ¡Hablando de religión organizada! ¿Qué cosa resulta aparente acerca de cómo se suponía que debían vivir los israelitas?

El gobierno de Israel estuvo caracterizado por una estructura organizativa muy precisa, que se ve, por ejemplo, en cómo Dios había dispuesto el campamento mismo para que fuera ordenado y dónde la gente había de levantar sus tiendas. El campamento hebreo estaba separado en tres grandes divisiones, cada una de las cuales tenía su posición asignada en el campamento, todas basadas en lazos tribales y familiares.

La ubicación de cada tribu en el campamento también estaba especificada. Cada una debía marchar y acampar junto a su propia bandera. Nada era dejado al azar. Dios había organizado cuidadosamente, y en forma precisa, a la Nación. Y, aunque eran un pueblo, no se quebraron las conexiones familiares distintivas.

Lee Números 2:34. A pesar del claro diseño organizativo, ¿qué nos sugiere esto acerca de cómo Dios dejó lugar para lo distintivo y lo peculiar de las diversas tribus? ¿Qué lecciones podemos obtener de esto para nosotros?

¿Por qué es tan importante que la iglesia hoy también sea organizada? ¿Qué sucede cuando la gente hace lo que le parece bien? ¿Por qué eso es, muy a menudo, una receta para el caos y el engaño? ¿De qué modo el pertenecer a un cuerpo organizado te ayudó en tu jornada espiritual?

LLAMADO AL MINISTERIO
Miércoles 30 de septiembre

En memoria de su liberación de la esclavitud egipcia, cuando ocurrió la muerte de los primogénitos egipcios, y de la liberación de los de ellos mismos bajo la señal de la sangre, Dios pidió que los primogénitos de Israel fueran consagrados a él (Éxo. 13:2, 12-15).

Entregar a Dios nuestros primogénitos? Eso es muy fuerte. ¿Qué lección poderosa deberíamos obtener de esto acerca de cuánto debemos a Dios por nuestra redención y nuestra liberación? ¿Por qué, en este contexto, el orgullo y la autosuficiencia son tan pecaminosos?

En el monte Sinaí, Dios hizo un intercambio para los primogénitos de todo Israel. En lugar de ellos, él tomaría a los Levitas (Núm. 3:12, 13). Este acto, entonces, requería que se contara a los levitas, que hasta ese momento no habían sido contados con el resto de Israel. Se le dijo a Moisés que censara a los hombres levitas, desde la edad de 1 mes en adelante (vers. 14, 15). Para hacer el intercambio, Moisés entonces contó a todos los hijos primogénitos de 1 mes de edad en adelante. El total fue de 22.273; es decir, los primogénitos israelitas eran 273 más que los levitas.

¿Qué habían de hacer esos israelitas excedentes para su redención? ¿A quién se debía dar ese rescate? Núm. 3:46-51

Dios también entregó los levitas a Aarón, a sus hijos sacerdotes y a sus descendientes. Ellos debían ayudar en la adoración a Dios y en el cuidado del Tabernáculo. En un sentido, se los llamó al ministerio de la iglesia en el desierto.

Una vez que los hebreos alcanzaron la Tierra Prometida, los levitas continuaron estando ligados al Santuario en una variedad de tareas (1 Crón. 23:27-32): esparcidos entre las tribus, algunos llegaron a ser jueces (2 Crón. 19:8-11), que debían instruir al pueblo en los caminos de Dios.

¿De qué modos puedes ver que la Cruz, la muerte sustitutiva de Jesús (Juan 3:16), estuvo prefigurada en estos ritos de sustitución? ¿Qué significa que Jesús fue tu Sustituto? ¿De qué modo saber esta realidad debería cambiar tu vida?

PROTEGE LO SAGRADO
Jueves 1ro. de octubre

Al establecer el sistema de adoración en el Sinaí, Dios eligió a una familia de levitas para actuar como sacerdotes, según Números 3 y 4. Moisés consagró a Aarón como sumo sacerdote, y a sus cuatro hijos -Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar- como sacerdotes ayudantes. El resto de la tribu de Leví ayudaría a los sacerdotes, pero no actuarían como tales. Cada levita en condiciones de trabajar tenía su lugar y su servicio, y lo hacían para conservar y proteger el carácter sagrado del sistema de culto de Israel.

Es claro que los levitas tenían una solemne responsabilidad. Lo mismo tenían los hijos de Aarón, como sacerdotes, ante Dios, en el Tabernáculo. Piensa en lo que fueron llamados a hacer. Dios mismo, el Creador, reveló su presencia en el Santuario (Núm. 14:10, 11), un recordativo notable de que su seguridad existía solo en Dios, aquel que los había redimido de Egipto. Estos sacerdotes eran mediadores entre un Dios santo y un pueblo caído. Los sacerdotes también eran símbolos de Jesús, nuestro verdadero Sumo Sacerdote en el Santuario celestial (Heb. 8).

Lee Levítico 10:1 al 11. ¿Qué sucedió, y qué lecciones hay allí para nosotros hoy?

Es difícil imaginar que estos jóvenes, dada su responsabilidad sagrada y que ya habían recibido tanto (ver Éxo. 24:9-11), violaran abiertamente un mandato expreso de Dios. Por duro y severo que nos parezca su castigo, solo subraya la realidad de lo sagrada que era su responsabilidad. Sin duda, otros también recibieron el mensaje de cuán seriamente espera Dios que las órdenes dadas con respecto al Santuario fueran cumplidas.

“Manejar las cosas sagradas como lo haríamos con las cosas comunes constituye una ofensa para Dios, porque lo que Dios ha apartado para su servicio, en la obra de dar luz a este mundo, es santo. Los que tienen cualquier relación con la obra de Dios no deben andar con la vanidad de su propia sabiduría, sino según la sabiduría de Dios, porque en caso contrario correrán el peligro de colocar las cosas sagradas y las profanas en un mismo vaso, y en esa forma se separarán de Dios” (Ev 464).

Lee cuidadosamente Levítico 10:10. ¿Cómo podemos hoy distinguir entre lo sagrado y lo común, entre lo limpio y lo impuro? Trae tu respuesta a la clase el sábado.

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Viernes 2 de octubre

El tema de la santidad de Dios corre como un hilo de plata en todas las Escrituras. Define esa santidad. ¿Qué relación tiene con el creyente? Éxo. 28:36; Lev. 11:44, 45; Isa. 6:1-7; Heb. 12:14; 1 Ped. 1:15, 16.

“Los ángeles trabajan en forma armoniosa. Un orden perfecto caracteriza todos sus movimientos. Cuanto más de cerca imitemos la armonía y el orden de la hueste angelical, más éxito tendrán los esfuerzos de estos agentes celestiales en nuestro favor. Si [...] somos desordenados, indisciplinados y desorganizados en nuestra forma de obrar, los ángeles [...] se mueven en perfecto orden [y] no pueden trabar por nosotros con éxito. Se apartan apesadumbrados, porque no están autorizados a bendecir la confusión, la distracción y la desorganización. [...] Los que tienen la unción de lo Alto estimularán el orden, la disciplina y la unidad de acción en todo lo que emprendan, y entonces los ángeles de Dios podrán cooperar con ellos” (TM 28, 29).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Conversen sobre la idea de la religión organizada. ¿Por qué resulta necesaria? Al mismo tiempo, ¿qué problemas potenciales podría traer? ¿Cómo podemos aprender a trabajar mejor con el sistema de la iglesia, a pesar de los problemas que podría originar?

2. Repasen las respuestas que dieron a la pregunta de la sección del jueves. Hagan una lista de lo que es santo y lo que es común. ¿Cómo podemos conocer la diferencia? ¿De qué maneras impactan nuestra cultura y nuestra educación sobre la comprensión de estas cosas?

3. Medita algo más en la idea de la sustitución (miércoles). ¿Por qué este concepto es tan central para todo el plan de salvación? ¿De qué modo actuó Jesús como nuestro Sustituto, y todavía lo hace, y por qué esto es tan importante?

RESUMEN: A fin de avanzar como pueblo de Dios, necesitamos reconocer y aplicar los principios divinos de orden y reverencia en nuestras vidas, nuestras familias y en la organización de la iglesia.


Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números /
Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor:
Frank B. Holbrook. B.D., M.Th. Teologo adventista ya desaparecido. De 1981 a 1990, fue director asociado del Instituto de Investigación Bíblica de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland. También fue Profesor de Religión de la hoy Southern Adventist University
Editor: Clifford Goldstein

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Un Pueblo en Marcha: El Libro de Números / Introducción general / Por Alejandro Bullón





Es una buena oportunidad para tener un vistazo general del nuevo trimestre que comenzamos. Con la ayuda del Pr. Alejandro Bullón podemos escuchar una Introducción General a la Guía de Estudios de la Biblia / Lección de Escuela Sabática que estudiaremos durante estos meses próximos de octubre, noviembre y diciembre.

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Lección 1: Un orden nuevo / Notas de Elena de White

Sábado 26

Dios es un Dios de orden y se complace con los esfuerzos de su pueblo de traer orden y organización en su obra en la tierra. Todo lo relacionado con el cielo está en perfecto orden y sólo mediante el orden y la acción armoniosa se puede alcanzar el éxito. Dios requiere la misma organización ahora que la que requirió en la antigüedad y desea que su obra se realice con exactitud y disciplina para que él pueda colocar su sello de aprobación sobre ella. El hermano debe unirse con el hermano; la iglesia con la otra iglesia; el instrumento humano con el divino, y todos subordinados al Espíritu Santo para llevar las buenas nuevas de la gracia de Dios al mundo.

"Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos" (1 Corintios 14:33). Todo se hacía ordenadamente cuando Cristo dirigía a los suyos, y después de su partida los discípulos siguieron estrictamente su ejemplo. En estos últimos días, cuando el Señor está trayendo a sus hijos a la unidad de la fe, el orden es más necesario que nunca antes, pues mientras Dios trata de unir a su pueblo, Satanás y sus ángeles buscan destruir la unidad (Review and Herald, febrero 16, 1911)

LA ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO
Domingo 27 de septiembre

La construcción del Tabernáculo no principió sino cuando hubo transcurrido cierto tiempo después de la llegada de Israel al Sinaí; y la sagrada estructura se levantó por primera vez al principio del segundo año después de la salida. Siguió luego la consagración de los sacerdotes, la celebración de la Pascua, el censo del pueblo y la realización de varios arreglos esenciales para su sistema civil o religioso, así que Israel pasó casi un año en el campamento del Sinaí. Allí su culto tomó una forma más precisa y definitiva. Se le dieron las leyes que habían de regir la nación, y se verificó una organización más eficiente en preparación para su entrada en la tierra de Canaán.

El gobierno de Israel se caracterizaba por la organización más cabal, tan admirable por su esmero como por su sencillez. El orden tan señaladamente puesto de manifiesto en la perfección y disposición de todas las obras creadas por Dios se veía también en la economía hebrea. Dios era el centro de la autoridad y del gobierno, el soberano de Israel. Moisés se destacaba como el caudillo visible que Dios había designado para administrar las leyes en su nombre. Posteriormente, se escogió de entre los ancianos de las tribus un consejo de setenta hombres para que asistiera a Moisés en la administración de los asuntos generales de la nación. En seguida venían los sacerdotes, quienes consultaban al Señor en el Santuario. Había jefes, o príncipes, que gobernaban sobre las tribus. Bajo éstos había "jefes de millares, jefes de cientos, y jefes de cincuenta, y cabos de diez" (Deuteronomio 1:15), y por último, funcionarios que se podían emplear en tareas especiales.

El campamento hebreo se ordenaba en exacta disposición. Quedaba repartido en tres grandes divisiones, cada una de las cuales tenía señalado su sitio en el campamento. En el centro estaba el Tabernáculo, la morada del Rey invisible. Alrededor asentaban los sacerdotes y los levitas. Más allá de éstos acampaban las demás tribus (Patriarcas y profetas, pp. 391, 392).

Dios le había prometido a Abrahán que sus descendientes poseerían la tierra de Canaán, pero habrían de pasar varios siglos hasta que pudieran poseerla. "Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Génesis 15:16). Los amorreos habitarían la tierra de Canaán hasta que recibieran gradualmente los justos juicios de Dios por su iniquidad. Aunque ya habían caído en una completa idolatría y se dedicaban a las acciones inicuas, Dios no los destruiría todavía hasta que demostraran que no deseaban subordinarse al gobierno y al control divino. Cuando la iniquidad de los amorreos llegara a su apogeo, entonces ordenaría destruirlos. En esto vemos la paciencia de Dios: les da a las naciones un tiempo de prueba. Sin embargo, si ignoran la ley de Dios; si avanzan en un grado de maldad al otro más elevado; si los hijos heredan la maldad de los padres y su rebelión contra las leyes divinas e incluso son más inicuos que sus progenitores, el castigo caerá sobre ellos; no por haberse demorado dejará de cumplirse. Dios desea que recordemos estos hechos y entendamos cómo la justicia divina trata con los individuos y las naciones. El Dios infinito lleva un registro exacto de toda iniquidad y transgresión de sus leyes, y aunque la medida se vaya llenando, todavía toma tiempo para llamar al arrepentimiento y ofrecer perdón. Sin embargo, si se continúa rechazando la luz; si no se atienden sus advertencias, llegará un momento en que la justicia divina ejecutará el castigo, pues su iniquidad corrompería a los demás y se extendería ampliamente (Signs of the Times, junio 10, 1880).

LA PRESENCIA DE DIOS
Lunes 28 de septiembre

Dios había honrado a los levitas para que prestaran servicio en el Tabernáculo porque no tuvieron parte en hacer y adorar el becerro de oro y debido a su fidelidad en ejecutar la orden de Dios sobre los idólatras. También se les asignó a los levitas el oficio de erigir el Tabernáculo y de acampar alrededor de él, mientras que las huestes de Israel armaban sus tiendas a una distancia del mismo. Y cuando viajaban, los levitas desarmaban el Tabernáculo y lo transportaban junto con el arca y todos los artículos sagrados del mobiliario. Debido a que Dios honró así a los levitas, este grupo sintió ambición por un cargo todavía más elevado, a fin de poder tener mayor influencia sobre la congregación. "Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? (Números 16:3) (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 379).

Dios observa al pecador. El ojo que nunca dormita sabe todo lo que hacemos. Está escrito en su libro. Alguien podría ocultar su pecado del padre, la madre, la esposa, o los amigos; no obstante, todo permanece abierto delante de Dios y es consignado en su libro de registro... David fue un hombre que se arrepintió y, aunque confesó y detestó su pecado, no pudo olvidarlo. Exclamó: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tu; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano... Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día" (Salmo 139:7-12).

Dios está en todas partes. Ve, sabe todas las cosas, y entiende las intenciones y determinación del corazón. Intentar ocultar el pecado de su atención es tarea vana. Vio cuando nuestros primeros padres pecaron en el Edén. Vio cuando Caían levantó su mano contra Abel para matarlo. Observó los pecados del mundo antiguo, determinó sus días, y los castigó con el diluvio. También vio los pecados de su propio pueblo del pacto, los judíos, cuando se confabularon en contra del Hijo de Dios.

De la misma manera como es registrada cada transgresión, todo asunto secreto será traído a juicio. Pueden haber estado ocultos a los mortales, pueden haber estado encubiertos de los buenos, de los puros, de los santos, de los amigos y los enemigos; no obstante, Dios los ve. Todos los pecados serán revelados en el día del juicio y, a menos que hayan sido objeto de arrepentimiento previo, serán castigados de acuerdo con su magnitud, porque en el libro de memorias de Dios se lleva un registro de todos los hechos humanos. Todas las acciones de la vida, buenas o malas, se hallan registradas.

Es tan terrible el hecho que los pecados acumulados sean registrados y, finalmente, expuestos, como que los profesos hijos e hijas de Dios se aventuren a pecar contra sus propias conciencias, y por sus pecados involucren a otros en la misma ruina, a pesar de la luz y el conocimiento. Esto es un misterio. ¿Será que alguna vez han gustado de las virtudes del reino por venir? ¿Habrán gozado alguna vez de la dulce comunión con Dios? Por consiguiente, ¿cómo pueden volverse a esas prácticas sensuales, condenadas y degradantes? (Testimonios sobre conducta sexual, pp. 101, 102).

No hay consolador como Cristo, tan tierno y tan leal. Se conmueve con los sentimientos de nuestras debilidades. Su Espíritu habla al corazón. Las circunstancias pueden separarnos de nuestros amigos; el amplio e inquieto océano puede agitarse entre nosotros y ellos. Aunque exista su sincera amistad, quizá no puedan demostrarla haciendo para nosotros lo que recibiríamos con gratitud. Pero ninguna circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial. Doquiera estemos, doquiera vayamos, siempre está allí. Alguien que está en el lugar de Cristo para actuar por él. Siempre está a nuestra diestra para dirigirnos palabras suaves y amables; para asistirnos, animarnos, apoyarnos y consolarnos (Dios nos cuida, p. 237).

BAJO LAS BANDERAS
Martes 29 de septiembre

A los levitas se les confiaba el cuidado del Tabernáculo y todo lo que se relacionaba con él, tanto en el campamento como cuando se viajaba. Cuando se levantaba el campamento para reanudar la marcha, eran ellos quienes desarmaban la sagrada tienda; y cuando se llegaba adonde se había de hacer alto, ellos debían levantarla. A ninguna persona de otra tribu se le permitía acercarse so pena de muerte. Los levitas estaban repartidos en tres divisiones, descendientes de los tres hijos de Leví, y cada una tenía asignadas su obra y posición especiales. Frente al Tabernáculo, y cercanas a él, estaban las tiendas de Moisés y Aarón. Al sur estaban los coatitas, que tenían la obligación de cuidar del arca y del resto del mobiliario; al norte, estaban los meraritas, quienes tenía a su cargo las columnas, los zócalos, las tablas, etc.; atrás estaban los gersonitas a quienes se les había confiado el cuidado de los velos y del cortinado en general.

Se especificaba también la posición de cada tribu. Cada uno tenía que marchar y acampar al lado de su propia bandera, tal como lo había ordenado el Señor: "Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, según las enseñas de las casas de sus padres"; "de la manera que asientan el campo, así caminarán, cada uno en su lugar, junto a sus banderas" (Números 2:2, 17). A la "multitud mixta" que había acompañado a Israel desde Egipto no se le permitía ocupar los mismos cuarteles que las tribus, sino que había de habitar en las afueras del campamento; y sus hijos había de quedar excluidos de la comunidad hasta la tercera generación (Deuteronomio 23:7, 8) (Patriarcas y profetas, p. 392).

El Señor designó una familia especial de la tribu de Leví para que llevara el arca. Otros de entre los levitas fueron especialmente señalados por Dios para llevar el Tabernáculo y todos sus muebles, y para realizar la obra de erigirlo y desarmarlo. Y si cualquier persona, llevada por la curiosidad o por el desorden se salía de su lugar y tocaba cualquier parte del Santuario o los muebles, o hasta se acercaba a cualquiera de los obreros, debía sufrir la muerte. Dios no dejó su santo Tabernáculo para que fuera llevado, armado o desarmado indiscriminadamente por cualquier tribu que pudiera elegir el cargo. En cambio, se eligieron personas que pudiera apreciar el carácter sagrado de la obra en que estaban ocupadas. A estos hombres elegidos por Dios se les indicó que impresionaran al pueblo con el carácter especialmente sagrado del archa y de todo lo que tuviera conexión con ella, de modo que no miraran a esas cosas sin darse cuenta de su naturaleza santa y fueran cortados de Israel. Todas las cosas pertenecientes al Lugar Santísimo debían ser consideradas con reverencia (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 564).

El Señor condujo a los israelitas en todas sus peregrinaciones por el desierto. Cuando era para el bien del pueblo y la gloria de Dios que levantaran sus tiendas en cierto lugar y morarán allí, el Altísimo lo manifestaba mediante la columna de nube que descendía directamente sobre el Tabernáculo. Y allí permanecía hasta que el Señor quería que emprendieran el viaje de nuevo. Entonces la nube de gloria se elevaba por encima del Tabernáculo, y así volvían a viajar.

En todos sus viajes manifestaban un orden perfecto. Cada tribu llevaba un estandarte con el emblema de la casa de su padre, y cada una de ellas había recibido la orden de acampar junto a su estandarte. Y cuando viajaban, las diferentes tribus marchaban en orden, cada una junto a su propio estandarte. Cuando descansaban de sus viajes, erigían el Tabernáculo, y entonces las diferentes tribus levantaban sus tiendas en orden, justamente en el lugar que Dios les había mandado, alrededor del Tabernáculo, a cierta distancia de él (La historia de la redención, p. 160).

LLAMADO AL MINISTERIO
Miércoles 30 de septiembre

Tanto el primogénito de los hombres como el de las bestias, había de ser del Señor, si bien podía ser redimido mediante un rescate con el cual reconocían que, al perecer los primogénitos de Egipto, los de Israel, que fueron guardados bondadosamente, habrían sufrido la misma suerte de no haber sido por el sacrificio expiatorio. "Mío es todo primogénito -declaró el Señor- desde el día que yo maté todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales: míos serán" (Números 3:13). Después de la institución del culto en el Tabernáculo, el Señor escogió para sí la tribu de Leví, para la obra del Santuario, en vez de los primogénitos de Israel. Dijo: "Me son a mí dados los Levitas de entre los hijos de Israel... helos tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel" (Números 8:16). Sin embargo, todo el pueblo debía pagar, en reconocimiento de la gracia de Dios, un precio por el rescate del primogénito (Números 18:15, 16) (Patriarcas y profetas, p. 281).

La dedicación de los primogénitos se remontaba a los primeros tiempos. Dios había prometido el Primogénito del cielo para salvar al pecador. Este don debía ser reconocido en toda familia por la consagración del primer hijo. Había de ser dedicado al sacerdocio, como representante de Cristo entre los hombres.

Cuando Israel fue librado de Egipto; la dedicación de los primogénitos fue ordenada de nuevo. Mientras los hijos de Israel servían a los egipcios, el Señor indicó a Moisés que fuera el rey de Egipto y le dijera: "Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir: he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito" (Éxodo 4:22, 23) (El Deseado de todas las gentes, p. 35).

PROTEGE LO SAGRADO
Jueves 1ro. de octubre

Nadab y Abiú, los hijos de Aarón que ministraban en el sagrado oficio del sacerdocio, se sirvieron vino en abundancia, y, como acostumbraban, fueron a ministrar delante de Jehová. Los sacerdotes que quemaban incienso delante de Jehová tenían que usar el fuego del altar de Dios que ardía día y noche, y nunca se apagaba. Dios dio indicaciones explícitas acerca de la forma en que debía realizarse cada parte de su servicio para que todo lo que estuviera relacionado con su culto sagrado estuviese de acuerdo con su santo carácter. Toda desviación de las indicaciones expresas de Dios en relación con su sagrado servicio era pasible de muerte. Dios no aceptaría ningún sacrificio que no estuviese sazonado con la sal del fuego divino; que representaba la comunicación entre Dios y el hombre accesible solamente mediante Jesucristo. El fuego sagrado que debía ser puesto en el incensario era mantenido perpetuamente encendido, y mientras los hijos de Dios estaban afuera, orando fervientemente, el incienso alumbrado por el fuego sagrado había de subir delante de Dios mezclado con sus oraciones. Este incienso era un emblema de la mediación de Cristo.

Los hijos de Aarón tomaron fuego común, que Dios no aceptaba, y ofrecieron un insulto al Dios infinito presentando este fuego extraño delante de él. Dios los consumió con fuego por su desprecio deliberado de sus expresas indicaciones. Todas sus obras eran como la ofrenda de Caín. No se representaba en ellas al divino Salvador. Si esos hijos de Aarón hubiesen tenido el dominio completo de sus facultades pensantes, habrían discernido la diferencia entre el fuego común y el sagrado. La complacencia del apetito rebajó sus facultades y oscureció de tal forma su intelecto que se extinguió su facultad de discernimiento. Comprendían plenamente el carácter sagrado del servicio simbólico y la terrible solemnidad y responsabilidad que pesaba sobre ellos al presentarse delante de Dios para ministrar en el servicio sagrado.

Algunos podrán preguntar: ¿Cómo podían los hijos de Aarón ser tenidos por responsables cuando sus intelectos estaban tan paralizados por la embriaguez que no podían discernir la diferencia entre el fuego sagrado y el común? En el momento de llevar la copa a sus labios se hicieron responsables por todos los actos que cometiesen bajo la influencia del vino. La complacencia del apetito les costó la vida a esos sacerdotes. Dios prohibió expresamente el uso del vino que influyera en la obnubilación del intelecto (La temperancia, pp. 39, 40).

En los días de Israel, cuando fue instituido el servicio del Santuario, el Señor ordenó que sólo se debía usar fuego sagrado cuando se quemara incienso. El fuego sagrado fue encendido por Dios mismo, y el humo fragante representaba las oraciones del pueblo que ascendían delante de Dios. Nadab y Abiú fueron sacerdotes del Santuario, y aunque no era legítimo usar fuego común, cuando esos sacerdotes fueron delante de Dios, se atrevieron a encender sus incensarios con fuego sin consagrar. Los sacerdotes se habían estado complaciendo en el consumo de vino y estaba nublada su sensibilidad moral; no discernieron el carácter de sus acciones ni comprendieron cuál sería la terrible consecuencia de su pecado. Un fuego salió llameante del Lugar Santísimo y los consumió (La temperancia, p. 248).


Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Notas de Elena de White.
Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor:
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 1: Un orden nuevo / Edición para Maestros

El sábado enseñaré...

Texto clave: Números 2:1, 34

Enseña a tu clase a:

Saber cómo Dios puso en orden al pueblo de Israel a fin de que pudiera representarlo.
Sentir las semejanzas entre Israel y la iglesia de Dios, e identificarnos con las lecciones que Dios está tratando de enseñarnos.
Hacer una aplicación de las lecciones de orden en nuestras vidas, familias e iglesia.

Bosquejo de la lección:

I. Saber: Cada uno a su lugar

A. Al organizar las tribus de Israel y a los levitas alrededor del Santuario, Dios estaba prescribiendo no solo un campamento bien planificado y una marcha ordenada sino también el lugar que ocuparía Dios en el centro del campamento. ¿Por qué el Santuario estaba en el centro, y no a la cabeza?
B. ¿Dónde acampaban los levitas, y cuáles eran sus funciones especiales? ¿Qué tragedia ilustró las grandes responsabilidades que acompañaron al papel de liderazgo de los levitas?
C. Las familias ancestrales y los clanes en cada tribu se organizaron bajo sus respectivas banderas, y los hombres capaces fueron contados y organizados en un ejército. ¿Por qué recibían tanto valor los linajes familiares en este plan de organización?

II. Sentir: Identificarnos con el pueblo de Israel

A. ¿Qué ejemplos actuales puedes dar que ilustran la necesidad de orden, reverencia y familias sólidas en nuestra iglesia?

III. Hacer: Hacer lo que Dios manda

A. ¿Qué podemos hacer para situar a Cristo en forma más destacada y reverente en el centro de nuestra organización y de nuestras vidas personales?
B. ¿Qué importancia tienen nuestras familias en la organización y el progreso de nuestra iglesia hoy?

Resumen: A fin de avanzar como pueblo de Dios, necesitamos reconocer y aplicar los principios divinos de orden y reverencia en nuestras vidas, nuestras familias y en la organización de la iglesia.

CICLO DE APRENDIZAJE

PASO 1: ¡Motiva!

Concepto clave para el crecimiento espiritual: DIOS HA DESIGNADO QUE SU PUEBLO VIVA JUNTO, DE UNA MANERA ORDENADA QUE LO GLORIFIQUE A ÉL.

El orden es una característica central del ser de Dios. El pecado, la antítesis del carácter amante de Dios, inevitablemente conduce al caos. Por lo tanto, no debe sorprendernos que Dios asigne un elevado valor al orden entre sus seguidores.

La historia revela que el orden trajo éxito a las naciones, aun cuando no siempre honraron al verdadero Dios. La organización y el orden fueron lo que dio una ventaja estratégica a las legiones romanas en sus batallas para conquistar al mundo. La búsqueda del orden fue una factor motivador clave en el surgimiento de gobiernos nacionales. El mundo natural mismo demuestra la importancia del orden y el diseño.

Actividad inicial: Trae a la clase un juego de mesa popular, tal como el Ludo, Dilema, Uno o Monopoly (para esta ilustración, es mejor un juego que permita participar a varios jugadores en vez de uno donde solamente pueden jugar dos). Invita a un grupo representativo para que se una contigo en el juego, diciéndoles que jugar los llevará a un punto importante de la lección. Repasa las reglas del juego; pero, cuanto tú, el maestro, tienes tu turno, haz algo que claramente viole las reglas. Ahora, pide a la clase que analice cómo se sintieron acerca de los actos del maestro. Pregúntales si algún juego es divertido si no se aplican las reglas y el orden. Aplica el principio a la vida.

PASO 2: ¡Explora!

Comentario de la Biblia

I. Organización del ejército (Repasa, con la clase, Éxo. 20; 25:8, 32; 40:17; Núm. 1:1-3; Gén. 15).

¿Carisma u organización? A pesar de las manifestaciones carismáticas sobrenaturales exhibidas en la nube de día y el fuego de noche, en el atronador encuentro en el Monte Sinaí y en el maná diario. Dios sintió que era necesario organizar al pueblo hebreo con considerable detalle.

Un pueblo bien ordenado no se forma automáticamente como resultado de un encuentro con Dios. Requirió considerable esfuerzo. En la era del Nuevo Testamento, la gente demandaba señales carismáticas de Jesús (ver Mar. 8:11, 12; Luc. 16:27-31; Juan 6:28-33). Sin embargo, Jesús desaprobó el clamor por señales y manifestaciones sobrenaturales. Es digno de notar que él no desaprobó el proceso de organizar la iglesia primitiva.

Considera: Un pastor de cierta confesión religiosa, en una ocasión, le dijo a un pastor adventista que él no necesitaba estudiar y preparar sus sermones porque él le permitía a Dios que le dijera qué decir cuando se levantaba para predicar. El pastor adventista le contestó que él creía que un mensaje bien organizado y preparado hacía más para honrar a Dios. ¿Una manifestación carismática, o la operación directa del Espíritu Santo en nuestro mundo, ¿se oponen al orden y la organización? ¿De qué modo el carisma del Espíritu protege de una organización fría y formal? ¿Cómo puede una iglesia bien ordenada protegerse contra los excesos carismáticos? ¿Cómo puede un creyente llegar a un equilibrio adecuado entre los dos?

II. La presencia de Dios (Repasa, con la clase, Núm. 1:50-54; 2:2; Sal. 189:1-10; Isa. 57:15; Jer. 23:23, 24; Juan 14:15-18, 23).

La organización del campamento hebreo enseñaba dos conceptos que son clave para comprender el plan de salvación. Primero, Dios es santo y distante del pecado. Aunque él parece estar al alcance, hay una barrera que nos impide un encuentro directo. Segundo, Dios ha hecho todo lo posible para estar con nosotros. Aunque existía una barrera, Dios había establecido un medio por el cual podía estar cerca de su pueblo. Los sacerdotes desempeñaban un papel clave, como conductores por los cuales Dios se extendía a través de la barrera del pecado hacia el pueblo pecador. Su lugar en la mediación señalaba hacia adelante, al verdadero Mediador, que es Jesús (ver Heb. 10:18-23; Rom. 8:27-39; 2 Cor. 5:17-21).

Considera: A la luz del hecho de que Dios es santo, ¿cómo deberíamos considerar caracterizaciones triviales de Dios tales como llamarlo "el hombre que está arriba"?

En la era del Nuevo Testamento, todos los creyentes compartían la función sacerdotal de ser conductos por medio de los cuales Dios se extiende hacia el mundo pecaminoso.

III. Bajo las banderas (Repasa, con la clase, Núm. 2:34).

Considera: A pesar de tener una estructura organizativa precisa, Dios permitió los rasgos distintivos y peculiares de las diversas tribus. Analiza por qué la unidad organizativa requiere uniformidad, o no la requiere. Si la masa de las galletitas (lo esencial) es la misma, ¿debe toda la masa ser cortada en galletitas iguales (la forma) a fin de ser sabrosas?

IV. Llamado al ministerio y a la protección de lo sagrado (Repasa, con tu clase, Éxo. 13:2; Lev. 10:1-11; Núm. 3:12-15, 46-51; 14:10, 11; 1 Crón. 23:27-32; 2 Crón. 17:7-9; 19:8-11).

Inicialmente, los hijos primogénitos y más tarde la tribu de Leví asumieron el lugar del "mediador", que se sitúa entre Dios y su pueblo. Este lugar significaba la ejecución de varias funciones, incluyendo la de enseñar, juzgar, cuidar el Santuario y la realización de los ritos sagrados. Para enfatizar la naturaleza sagrada de su obra, los levitas fueron puestos aparte, en una ceremonia especial de "ordenación". En la era del Nuevo Testamento, somos una nación de sacerdotes, que debemos tomar con seriedad nuestra vocación sagrada y realizar fielmente las tareas que Dios nos ha dado. ¿Cuáles de las funciones del Antiguo Testamento son aplicables todavía, y cómo deberían ser realizadas?

Considera: Analiza cómo podemos estar en peligro de volver trivial nuestra vocación sagrada, del mismo modo que lo hicieron los hijos de Aarón. ¿Por qué crees que los hijos de Elí más tarde, repitieron el mismo error? ¿Cómo podemos evitar esta trampa?

PASO 3: ¡Practica!

¿Cómo puedo cumplir mi función como miembro del orden de sacerdotes? Como cristianos, somos una parte del "nuevo orden sacerdotal" y, corporativamente, bajo el liderazgo de Cristo, hemos de cumplir las "funciones sacerdotales" en favor del ministerio de Dios en el mundo. En nuestro estudio aprendemos que estas funciones incluyen el enseñar, el juzgar, el cuidar, y ser intermediarios espirituales. Abajo hay descripciones de situaciones de la vida real. Primero, conversen sobre cuál de las cuatro funciones sacerdotales enumeradas arriba se aplica mejor a una situación específica. Luego, analicen de qué manera esa función puede llevarse a cabo. Usa las siguientes definiciones para guiar las selecciones.

Maestro: Una persona que instruye a otros acerca de cómo vivir la fe cristiana.

Juez: Una persona que fomenta los ideales de paz, equidad y justicia dentro de la comunidad cristiana.

Cuidador: Una persona que cuida los aspectos materiales (p. ej.: la propiedad de la iglesia) de la comunidad cristiana.

Intermediario espiritual: Una persona que ministra los aspectos espirituales de la fe, tales como el perdón, la paz, la esperanza, el amor y la compasión.

Situación 1: Un evangelista ha formado una iglesia de ciento veinte miembros nuevos en una sección económicamente necesitada del pueblo, donde los embarazos de adolescentes son un gran problema. Casi todos los miembros son cristianos nuevos, y no tienen ningún trasfondo de ética cristiana. ¿Cómo debería la iglesia atender el problema de los embarazos adolescentes?

Situación 2: Una fábrica grande se está cerrando, y hace planes para transferir las operaciones a otro país, donde la mano de obra es más barata. El ochenta por ciento de la congregación está afectada por el cierre.

Situación 3: Un gran desastre natural ha afectado a la ciudad, dañando las casas de la mayoría de los miembros, y provocando grandes daños a los edificios de la iglesia y la escuela.

Situación 4: Las tensiones raciales han llegado al punto de ebullición, y el edificio de la iglesia ha sufrido un ataque con bombas, por cuanto la iglesia apoyaba los derechos civiles.

PASO 3: ¡Aplica!

El pueblo de Dios, en el antiguo Israel, estaba organizado con precisión. esto le daba un sentido de pertenencia y de propósito. Durante el tiempo de los jueces, el sentido de pertenencia y de propósito comenzó a deteriorarse mientras el sentido de orden se desintegraba. Inicialmente organizado en lo religioso, lo social y lo militar, el pueblo hebreo más tarde llegó a parecerse a una turba desorganizada, que se encontraba a merced de los pueblos mejor organizados. Es posible que hoy los cristianos que tienen la verdad puedan encontrarse a merced de grupos antiteístas porque les falta organización. Elige individualmente, pero preferiblemente como un grupo, algún aspecto de la vida de tu iglesia que puedas poner en orden. Luego, desarrolla un plan y ponlo en práctica. Aquí hay algunas sugerencias:

1. ¿De qué modo la apariencia física de tu iglesia refleja los ideales de orden? Si no lo hace, desarrolla un plan para mejorar su apariencia.

2. ¿Sabe tu iglesia dónde encontrar a sus miembros? Recuerda que Dios había organizado a los hebreos de tal modo que era fácil encontrarlos. Trabaja en el desarrollo de un directorio exacto de los miembros de la iglesia.

3. El propósito principal de la iglesia está basado en adorar a Dios y alcanzar a los perdidos. ¿Refleja el orden del culto de adoración el orden, así como la influencia directa del Espíritu? ¿Tiene tu iglesia un plan organizado para alcanzar a otros? ¿Tiene tu iglesia un registro de aquellos que expresaron un interés en la fe cristiana?


Guía de Estudio de la Biblia: Un pueblo en marcha: El libro de Números / Edición Maestros.
Periodo: Trimestre Octubre-Diciembre de 2009
Autor:
Editor: Clifford Goldstein

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Informe Misionero Mundial / 4 trimestre 2009 / video 01



Este trimestre enfocaremos nuestra atención en la División del Pacífico Sur, la cual abarca a Australia, Nueva Zelanda, y las islas del Pacífico al sur del ecuador, conformadas por las islas Cook, Fidji, Pitcairn, Samoa, las islas Salomón, Tonga, Vanuatu y otras más.

Los desafíos

Alrededor de 34 millones de personas viven en esta región, y poco más de 400.900 adventistas. Eso nos da un promedio de un adventista por cada 85 habitantes. Sin embargo, Australia y Nueva Zelanda tienen un promedio de un adventista por cada 370-390 habitantes. La mayoría de los adventistas vive en otros grupos de islas, como Fidji (tiene un adventista por cada 33 habitantes), Papúa Nueva Guinea (uno por cada 27), las islas Cook (uno por cada 16), y las islas Salomón (uno por cada 14). Los países cuyos estándares de vida son más altos tienden a tener un promedio de adventistas más bajo. Esto da lugar a grandes desafíos, no solo para alcanzar a aquellos que todavía no conocen a Cristo, sino también para financiar la obra en el resto de la región.

Mientras el promedio de adventistas con relación a los no adventistas es alto en muchas de las islas-naciones, los dirigentes tienen pocos recursos para sustentar a sus miembros. Los encargados de los departamentos de niños no tienen folletos con las lecciones de la escuela sabática, ni figuras de fieltro, ni cuadros ilustrados para mantener la atención de los niños durante el desarrollo de la Escuela Sabática y grabar en sus mentes las verdades eternas que Dios tiene para ellos.

La División del Pacífico Sur está preparando cuadros del mejor material resistente para garantizar su durabilidad, los cuales contienen trabajos artísticos a colores para ilustrar las lecciones de Escuela Sabática y así poder ayudar a los niños a comprender y aprender mejor las lecciones de la Biblia.

El Colegio Fulton es una de las tres instituciones educativas adventistas de nivel universitario en la División del Pacífico Sur. Fue construido en terreno alquilado de una de las tribus en Fidji, y pronto deben tener otro lugar a donde trasladar el campus. La División ha encontrado un terreno y están comenzando a construir un nuevo campus, más extenso y eficiente donde no se les obligue a mudarse de lugar.

Este trimestre podemos ayudar a la División para que preparen a sus jóvenes y puedan alcanzar a más personas para Cristo al dar una ofrenda generosa este decimotercer sábado.

Charlotte Ishkanian
Editora de Misión

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sábado, 19 de septiembre de 2009

Lección 13: Lucha por el poder / Para el 26 de septiembre de 2009

Sábado 19 de septiembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 14:13, 14; Marcos 9:35; 1 Corintios 12:7-31; 1 Corintios 13; Filipenses 2:3; 3 Juan; Apocalipsis 14:6.

Para Memorizar: “Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios” (3 Juan 11).

LAS LUCHAS POR EL PODER TOMAN formas diferentes. Sea sobre el gobierno de imperios, sobre compañías, o aun sobre posiciones y autoridad religiosas, las luchas por el control pueden ser desagradables, y aun violentas. En un sentido real, la gran controversia en el cielo comenzó con una lucha por el poder: Satanás buscaba la posición y la autoridad que pertenecían solo a Jesús, el Creador, y no a una criatura. Desgraciadamente, aun en la iglesia puede manifestarse el mismo espíritu.

Tercera de Juan, la carta final de esta serie, trata acerca de una lucha por el poder en una de las primeras iglesias. Por un lado están el apóstol Juan, Gayo y Demetrio. Por el otro, Diótrefes, que está tratando de establecer su supremacía. ¿Una lucha por el poder en una iglesia local? Seguramente como cristianos, hoy, no afrontamos nada similar, ¿verdad?

Un Vistazo a la Semana: ¿A quién escribió Juan esta carta? ¿Qué sabemos acerca de Gayo y su carácter que podría ser de valor para nosotros? ¿Que tipo de lucha por el poder estaba ocurriendo en la iglesia?

El anciano y Gayo (3 Juan 1-4, 13-15)
Domingo 20 de septiembre

Esta es una de las pocas cartas del Nuevo Testamento (junto con Filemón, 1 y 2 Timoteo, y Tito) que están dirigidas a una persona individual, no a una congregación.

Es interesante que Juan se refiera a sí mismo, aquí, como un anciano (3 Juan 1). Pero Juan era un apóstol, no un anciano de una iglesia local, así que ¿por qué lo hizo? Hay muchas razones posibles, algunas de las cuales no necesariamente excluyen a otras: 1) El título de anciano puede referirse a una posición, a la edad, o a ambas. En el caso de Juan, este último uso parece ser probable. 2) Al usar el título de anciano, Juan indica que la carta no es simplemente una carta a un amigo, sino una comunicación oficial. 3) El título apunta a manifestar respeto y autoridad, que eran debidos a quien lo poseía. 4) en 1 Pedro 5:1, Pedro se dirige a los ancianos, y él se llama a sí mismo un anciano también con ellos, aunque era un apóstol. Juan pudo haber aplicado esta forma de usar la palabra. 5) El uso de anciano, por Juan, podría señalar su humildad y su disposición a compartir su trabajo, que difiere ampliamente de la actitud de Diótrefes.

¿Qué aprendemos acerca de Gayo en 3 Juan 1 al 4?

Juan debió haber tenido una muy buena relación con Gayo. Lo llama amado y le dice que realmente lo ama. Tres veces se usan derivados de la palabra “amar”, en los versículos 1 y 2, para describir la relación de Juan con Gayo.

¿Cómo entendemos lo que significa, como cristianos, amarse unos a otros? ¿De qué modo mostramos ese amor? Ver 1 Corintios 13.

Juan se alegra de que Gayo anda en la verdad; menciona eso dos veces en los versículos 3 y 4, y dice que aun hermanos que se habían encontrado con Gayo alababan su maravillosa actitud y su estilo de vida cristianos. Juan, por su parte, anhela encontrarse pronto con Gayo y hablar con él personalmente. El saludo a Gayo muestra que había un círculo mayor de creyentes que lo conocían y que lo apoyaban.

Repasa 1 Corintios 13. ¿Cuán bien manifiestas los principios de los cuales habla Pablo allí? ¿En qué áreas estás bastante bien; en cuáles podrías y deberías mejorar?

Gayo y su ministerio a la iglesia (3 Juan 5-8)
Lunes 21 de septiembre

Lee 3 Juan 5 al 8, y escribe una paráfrasis de lo que dice Juan. ¿Qué lección importante hay aquí para nosotros?

En su segunda carta, Juan había tratado el tema de la hospitalidad y había advertido en contra de ser hospitalario con los misioneros itinerantes que enseñaban herejías. Los verdaderos creyentes no pueden apoyar a los anticristos. En 3 Juan, el apóstol vuelve al tema de la hospitalidad, y aquí enfatiza que algunos misioneros viajeros necesitaban ayuda. Estaban predicando el evangelio en forma gratuita, pero necesitaban un lugar para alojarse por las noches y algo de comida. A diferencia de los misioneros heréticos, a los que Juan ya se había referido, estos misioneros eran personas dedicadas a Dios en todo sentido.

Gayo los había apoyado y les había mostrado hospitalidad. Los misioneros estaban muy impresionados y habían mencionado favorablemente a Gayo en la iglesia.

Lo que vemos aquí se refiere no solo a la hospitalidad, no solo a dar a alguien un lugar para dormir de noche, sino también tiene que ver con el principio del apoyo a la obra del ministerio y de las misiones. Juan está agradecido de que Gayo haya tratado a esas personas como lo había hecho. Muestra su disposición y su voluntad de darse a sí mismo a la obra de difundir el evangelio. En este sentido, Gayo debe ser un ejemplo para todos nosotros. El Señor nos ha elegido, como creyentes, para esparcir esta verdad al mundo entero.

Lee Apocalipsis 14:6. ¿Quién es ese ángel, y cuán amplia es su misión?

Como cristianos en general, y adventistas en particular, debemos saber que tenemos un llamado a apoyar la obra de esparcir el evangelio en todas partes del mundo. Cualquiera que sea nuestro cargo, cualquiera que sea nuestra función, todos tenemos una parte que desarrollar.

¿Cuán involucrado estás en ayudar a esparcir las verdades que se nos han dado? ¿Qué más podrías hacer? ¿Cuánto de tu tiempo, de tu dinero y de tus placeres estarías dispuesto a renunciar por ayudar a otros a escuchar las buenas nuevas de Jesucristo y la promesa de su regreso?

Diótrefes (3 Juan 9, 10)
Martes 22 de septiembre

“Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” (Mar. 9:35).

¿Qué principio cristiano importante se encuentra en este versículo? Pero, más importante, ¿cómo podemos aprender a practicarlo nosotros mismos?

Después de haber señalado a Gayo y su ministerio, Juan está ahora listo para afrontar el problema de Diótrefes, el líder de la iglesia a la cual pertenecía Gayo. Este hombre, obviamente, era una fuente de muchos problemas, y Juan está decidido a tratar con él en el momento oportuno.

Lee 3 Juan 9 y 10. ¿Cuál era el problema con este hombre? De la poca información que tenemos, ¿de qué maneras estaba él yendo completamente en contra de lo que significa ser un cristiano? Ver también Isa. 14:13, 14; Mat. 12:37; 18:3-6; Fil. 2:3.

Quienquiera que haya sido este Diótrefes, era un problema. Los miembros de la iglesia eran puestos a un lado o aun desfraternizados por mostrar cortesía cristiana básica a otros. Pero esto no era todo. Probablemente, Diótrefes estaba tratando de erigirse como el único líder de la congregación o, por lo menos, como el que tenía el control. Pudo haber confundido el ansia de poder con el celo por el evangelio. En forma arrogante, rechazaba la autoridad del apóstol Juan y de otros; Diótrefes aun fue más allá, y calumnió a Juan.

Esta se estaba transformando en una situación peligrosa, porque sonaba como si Diótrefes hubiese querido ser independiente de aquellos que supervisaban la iglesia en mayor escala. Tal actitud tenía el potencial de cambiar dramáticamente la naturaleza de la iglesia y el lugar que ocupaban los miembros en la iglesia.

¿Es posible que haya un poco de Diótrefes en todos nosotros? Considérate a ti mismo. ¿Ansías tener el poder? ¿Hablas en contra de aquellos que no te gustan? Más importante, ¿estás cometiendo el triste error de suponer automáticamente que lo que es mejor para ti, personalmente, es lo mejor para la iglesia como un todo?

Dando testimonio de Demetrio
Miércoles 23 de septiembre

Lee 3 Juan 11. ¿Por qué Juan escribiría esto? ¿Qué punto importante está señalando aquí, especialmente dado el contexto, de advertir acerca de un líder de la iglesia que estaba actuando en contra de los principios de Cristo?

El versículo 11 es una afirmación de transición. Establece un puente entre lo que Juan ha dicho acerca de Diótrefes y lo que dirá acerca de Demetrio. El mal tiene un representante, y este es Diótrefes. El arrogante y ambicioso líder está claramente identificado como perteneciente al lado malo. Por otro lado, un buen ejemplo para que Gayo siguiera era el de Demetrio.

¿Qué sabemos acerca de Demetrio? 3 Juan 12.

Hay otro Demetrio en Hechos 19:23 al 29. Él fue el platero responsable por el alboroto en Éfeso cuando Pablo predicó allí el evangelio. Nada, en el texto, indica que esta sea la misma persona.

Demetrio era un cristiano de origen gentil. Demetrio apoyaba al apóstol Juan y pudo haber sido uno de sus asociados y uno de los misioneros itinerantes. Juan pudo haber querido que él estuviera presente cuando hacía planes para confrontar a Diótrefes.

Tal vez el principio más importante que podemos obtener de este versículo acerca de Demetrio tiene que ver con el poder de la influencia. Lee el versículo otra vez. ¿Quién podía dar testimonio de la fidelidad de Demetrio? Este testimonio venía de diferentes direcciones. El punto es que, si estamos viviendo una vida cristiana, si somos fieles, otros lo sabrán. Otros pueden ser testigos y dar testimonio de ello. Y, lo más importante es que otros pueden recibir esa influencia. Al fin, de una manera u otra, nuestra vida, nuestra existencia, envía un mensaje, y ese mensaje puede ser una influencia positiva o negativa. Esto no significa que seamos perfectos, esto no significa que no cometamos errores, esto no significa que no tengamos la posibilidad de mejorar. Significa, en cambio, que otros nos están observando, otros están escuchándonos, e influimos sobre otros. La pregunta es: ¿Qué clase de testimonio estamos dando?

Imagínate que alguien da un informe acerca de ti y de tu conducta cristiana. ¿Qué diría esa persona, y por qué? Medita en las implicaciones de tu respuesta.

Crisis de liderazgo en la iglesia primitiva
Jueves 24 de septiembre

Por lo que hemos visto, había una crisis de liderazgo en, por lo menos, una de las iglesias de Juan. De acuerdo con esta carta, el problema aquí tenía que ver, no tanto con la teología, sino más bien con la ambición personal y un cambio acerca de cómo debían gobernarse las iglesias. Sin embargo, a menudo, cuando comienza un conflicto, involucra algunos problemas y más tarde avanza a otros. También aquí pudieron haberse visto afectadas, a la larga, las doctrinas de la iglesia.

Notamos cierta clase de lucha por el poder y algún deseo de independencia. Esto se encuentra hoy en la idea del congregacionalismo, en el cual las iglesias locales tratan de ser completamente independientes de cualquier cuerpo gobernante de la iglesia y más bien seguir un camino propio. Este no es el modelo del Nuevo Testamento.

En cambio, todos los creyentes son el cuerpo de Cristo. Todos los creyentes son también parte del sacerdocio regio (1 Ped. 2:9). Todos han recibido dones espirituales, que son necesarios para la iglesia (1 Cor. 12:7-31). Una distinción entre los laicos y el clero es ajena al Nuevo Testamento. Sin embargo, Dios ha llamado a algunas personas para ocupar cargos de liderazgo en la iglesia, y les ha dado dones. Estas personas deberían ser respetadas. Los líderes no son infalibles y no deberían pretender serlo. En algunos casos, aun puede haber razones justificadas para quejarse de ellos (1 Tim. 5:19). Si el líder debe ser confrontado, debería hacerse eso con mucho cuidado y con amor.

Los líderes deben realmente dirigir, pero también necesitan ser pastores y, más que todo, necesitan ser ejemplos para el resto del cuerpo de Cristo. Las cualidades para los líderes están enumeradas tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Los términos obispos y ancianos todavía se usan en forma intercambiable en el Nuevo Testamento (Hech. 20:17, 28), aunque esto cambió dramáticamente en la historia de la iglesia cuando se creó una jerarquía estricta, y la iglesia llegó a ser más o menos idéntica con el así llamado clero.

¿Qué podemos aprender de los siguientes textos acerca de cómo ha de gobernarse la iglesia? Mar. 10:42, 44; Hech. 6:1-7; 15:6, 22-25; 1 Tim. 4:14: Sant. 5:14.

El Nuevo Testamento está opuesto al caos y la anarquía en la iglesia. Se menciona el liderazgo para el nivel local, así como para la iglesia universal. Sin embargo, Jesús mismo enfatizó que el liderazgo en la iglesia debe ser un liderazgo servidor. Las iglesias locales eran gobernadas por un grupo de ancianos en vez de serlo por una persona sola. Las decisiones eran hechas involucrando a la iglesia entera o a representantes de la iglesia.

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 25 de septiembre

Lee los siguientes pasajes sobre el gobierno y el liderazgo de la iglesia: Juan 13:1-12; Efesios 4:11-16; 1 Tesalonicenses 5:12, 13; 1 Timoteo 1:3, 4; 4:13; 5:22; Tito 1 al 3; 1 Pedro 5:1-4.

“Los que se inclinan a considerar su juicio individual como supremo están en grave peligro. Es un plan estudiado de Satanás separarlos de aquellos que son canales de luz y por medio de los cuales Dios ha obrado para unificar y extender su obra en la tierra. Descuidar o despreciar a quienes Dios ha señalado para llevar las responsabilidades de la dirección, en relación con el avance de la verdad, es rechazar los medios que ha dispuesto para ayudar, animar y fortalecer a su pueblo” (OE 459).

“Dios no ha establecido realeza alguna en la Iglesia Adventista del Séptimo Día para controlar todo el cuerpo, o para controlar algún ramo de la obra. No ha dispuesto que la carga de la dirección descanse sobre unos pocos hombres. Las responsabilidades están distribuidas entre un gran número de hombres competentes” (JT 3:240).

Preguntas Para Dialogar:

1. Piensa acerca del poder y cómo se usa el poder. ¿Cuándo el poder es algo bueno, cuándo es algo malo, y cómo podemos conocer la diferencia?

2. ¿Qué cristianos, en tu iglesia local, podrían ser estimados como modelos? ¿Qué hay en ellos que sea admirable? Al mismo tiempo, ¿qué peligros surgen cuando miramos hacia cualquiera de los pecadores como modelos?

3. ¿Has sufrido alguna vez un chasco muy grande al ver que alguien, que considerabas un modelo, comete un error? ¿Qué lecciones aprendiste de esto que podrían ser de valor para otros? ¿Cómo podemos aprender del buen ejemplo de otros y, no obstante, estar protegidos contra el chasco si ellos fallan?

4. ¿De qué modo debería reaccionar una iglesia cuando tiene un problema en el liderazgo mismo? ¿Cómo se puede llegar a un buen equilibrio al tratar con el problema con firmeza mientras, al mismo tiempo, se muestra la gracia y la misericordia de Cristo?

5. Fuera de Jesús mismo, ¿qué personaje bíblico es tu modelo favorito, y por qué? En la clase, compartan sus respuestas unos con otros, y vean lo que pueden aprender.


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Edición Adultos.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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Lección 13: Lucha por el poder / Notas de Elena de White

Sábado 19 de septiembre

Los que buscan la aprobación y la gloria del mundo cometen un lamentable error. El que se niegue a sí misino, dando la preferencia a otros, será quien se siente más cerca de Cristo en su trono. El que lee el corazón ve el verdadero mérito que poseen sus humildes y abnegados discípulos, y los pone en posiciones destacadas porque son dignos, aunque éstos no se den cuenta de ello ni busquen honores...

Dios no asigna ningún valor a la apariencia exterior o a la jactancia. Muchos que en esta vida son considerados superiores a otros verán un día que Dios evalúa a los hombres de acuerdo con la compasión, y abnegación que tienen... Los que siguen el ejemplo del que anduvo haciendo bienes, los que ayudan y bendicen a su prójimo, tratando siempre de aliviarlo, están a la vista de Dios en una posición infinitamente más elevada que los egoístas que se exaltan a sí mismos.

Dios no acepta a los hombres debido a sus capacidades, sino porque éstos buscan su rostro, deseosos de su ayuda. Dios no ve como ve el hombre. No juzga según las apariencias. Investiga el corazón y juzga rectamente. "Pero miraré", declara, "a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra" (Isaías 66:2). Él acepta y comulga con sus seguidores humildes y modestos; porque en ellos ve el material más precioso que resistirá la prueba de la tormenta y de la tempestad, del calor y de la presión.

Nuestro objeto al trabajar por el Maestro debería ser que su nombre sea glorificado en la conversión de los pecadores. Los que trabajan para ganar aplausos no son aprobados por Dios...

Los obreros humildes, que no confían en sus grandes dones pero que trabajan con sencillez, confiando siempre en Dios, compartirán el gozo del Salvador (En lugares celestiales, p. 68).

El anciano y Gayo
(3 Juan 1-4, 13-15)

Domingo 20 de septiembre

Jesús dice: "Como yo os he amado, que también os améis unos a otros". El amor no es sencillamente un impulso, una emoción transitoria que depende de las circunstancias; es un principio viviente, un poder permanente. El alma se alimenta de las corrientes de amor puro que fluyen del corazón de Cristo como de un manantial que nunca falla. ¡Oh, cómo se vivifica el corazón, cómo se ennoblecen sus motivos y se profundizan sus sentimientos mediante esa comunión! Los hijos de Dios, bajo la educación y la disciplina del Espíritu Santo se aman mutuamente, con lealtad, con sinceridad, sin afectación, "sin incertidumbre ni hipocresía". Y esto sucede porque el corazón ama a Jesús. Nuestro afecto mutuo fluye de nuestra relación común con Dios. Somos una familia, nos amamos entre nosotros como él nos amó. Cuando este afecto verdadero, santificado y disciplinado se compara con la cortesía superficial del mundo y las expresiones vacías de amistad, éstas son como el tamo comparado con el trigo (Comentario bíblico adventista, tomo 5, p. 1114).

Amar como Cristo amó significa manifestar abnegación en todo momento y en todo lugar mediante palabras bondadosas y ademanes agradables. No cuestan nada al que los imparte, pero dejan tras sí una fragancia que envuelve el alma. Su afecto nunca puede ser estimado. No sólo son una bendición para el que recibe, sino para el dador, pues se reflejan en él. El amor genuino es un precioso atributo de origen celestial que aumenta en fragancia en la proporción en que se da a otros...

El amor de Cristo es profundo y ferviente, y mana como una corriente incontenible hacia todos los que quieran aceptarlo. En este amor no hay egoísmo. Si este amor de origen celestial es un principio permanente en el corazón, se dará a conocer no sólo a aquellos con quienes estamos más vinculados por amor en una relación sagrada, sino a todos con quienes nos relacionamos. Nos inducirá a prestar pequeñas atenciones, a hacer concesiones, a impartir actos de bondad, a pronunciar palabras tiernas, veraces, animadoras. Nos impulsará a simpatizar con aquellos cuyos corazones anhelan simpatía (Comentario bíblico adventista, tomo 5, p. 1140).

La religión personal es de suprema importancia. Juan escribió a Gayo: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma" (3 Juan 2). La salud del cuerpo depende mayormente de la salud del alma; por lo tanto, si comemos o bebemos, o si hacemos cualquier otra cosa, hagámoslo todo para gloria de Dios. La religión personal se revela por la conducta, las palabras y las acciones. Produce crecimiento hasta que finalmente, la perfección reclama la alabanza del Señor: "Vosotros estáis completos en él" (Colosenses 2: 10) (Mente, carácter y personalidad, tomo 1, p. 27).

Gayo y su ministerio a la iglesia (3 Juan 5-8)
Lunes 21 de septiembre

Cuando los mensajeros de Dios reconozcan sus responsabilidades para con las porciones necesitadas de la viña del Señor, y con el espíritu del obrero Maestro trabajen incansablemente por la conversión de las almas, los ángeles de Dios prepararán el camino ante ellos, y serán provistos los medios necesarios para llevar adelante la obra. Los que sean iluminados darán liberalmente para el sostén del trabajo hecho en su favor. Responderán liberalmente a todo pedido de ayuda, y el Espíritu de Dios moverá sus corazones para que sostengan la causa del Señor no solamente en los campos locales, sino en las regiones lejanas. Así las fuerzas que trabajan en otros lugares serán corroboradas, y la obra del Señor avanzará de la manera por él señalada (Los hechos de los apóstoles, p. 288).

La iglesia no podrá alcanzar la posición que Dios desea que logre hasta que se una en simpatía con sus obreros misioneros. La unidad por la que Cristo oró no podrá existir hasta que se lleve espiritualidad al servicio misionero, y hasta que la iglesia se convierta en un instrumento para el sostén de las misiones. Los esfuerzos de los misioneros no conseguirán lo que se proponen hasta que los miembros de la iglesia de los campos nacionales demuestren, no sólo por la palabra sino también por la acción, que comprenden la obligación que descansa sobre ellos de proporcionar a esos misioneros su entusiasta apoyo (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 51, 52).

Hay una gran obra que hacer en el mundo, una gran obra que debe ser realizada en los países extranjeros. Deben establecerse escuelas para que nuestros jóvenes, niños y personas de edad más madura sean educados tan rápidamente como sea posible, a fin de que entren en el campo misionero. Se necesitan no solamente ministros para los campos extranjeros, sino obreros sabios y juiciosos de todas clases. Está resonando desde todas partes del mundo el llamado macedónico: "Pasa... y ayúdanos". Con toda la responsabilidad que descansa sobre nosotros de ir y predicar el evangelio a toda criatura, existe una gran necesidad de hombres y medios, y Satanás está trabajando en toda forma concebible para comprometer los medios, y para impedir que los hombres se empeñen en la misma obra que deberían estar haciendo (Testimonios para los ministros, p. 40).

A mis hermanos y hermanas que están trabajando en las misiones extranjeras, quiero desearles que sus corazones estén llenos de amor y compasión como el corazón de Jesús. Al despedirme de ustedes y volver a mi hogar, no piensen que me olvidaré de ustedes. Vamos a ofrecer nuestras peticiones a Dios en vuestro favor y él escuchará nuestras oraciones porque lo ha prometido. Les dará fortaleza y sabiduría para realizar el trabajo porque ha declarado que está más listo a dar el Espíritu Santo a los que le piden que lo que los padres están listos a dar buenas dádivas a sus hijos. Dondequiera que vayan, oren al Señor en la mañana, al mediodía y a la noche; oren con fe, no dudando nada (Review and Herald, 11 de noviembre, 1902).

Diótrefes (3 Juan 9, 10)
Martes 22 de septiembre

Los que poseen el espíritu de Cristo no ambicionarán alcanzar una posición mayor que la de sus hermanos. Aquellos que se sienten pequeños en su propia estima son los que Dios considera grandes a su vista. "Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe" (Mateo 18:2-5).

¡Qué preciosa lección para todos los seguidores de Cristo! Aquellos que son negligentes en cumplir los pequeños deberes que la vida les pone en su camino; que no muestran misericordia, ternura, cortesía y amor ni siquiera a un niño pequeño, están dejando de hacerlo al mismo Cristo (The Sanctified Life, pp. 55, 56).

Los que profesan nuestra exaltada fe, que guardan los mandamientos de Dios y esperan la pronta venida de nuestro Señor, deben ser distintos y separados del mundo que los rodea, deben ser un pueblo peculiar celoso de buenas obras. Entre las peculiaridades que deben distinguir al pueblo de Dios del inundo, en estos postreros días, se cuenta su humildad y mansedumbre". Aprended de mí –dice Cristo–, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:29). Tal es el reposo que tantos anhelan y para cuya obtención gastan vanamente tiempo y dinero. En vez de albergar la ambición de ser iguales a otros en honra y posición, o tal vez superiores, debemos tratar de ser humildes y fieles siervos de Cristo. El espíritu de engrandecimiento propio creó contención entre los apóstoles aun mientras Cristo estaba con ellos. Disputaban acerca de quién era el mayor entre ellos. Jesús se sentó, y llamando a los doce, les dijo. "Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos" (Marcos 9:35) (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 223).

No hay nada que debilite más la fuerza de la iglesia que el orgullo y el apasionamiento. Si alguien que está trabajando en la obra de Dios se opone a otro que está realizando la misma tarea, su actitud no sólo produce lucha y disensión, sino muestra un espíritu de exaltación y vanagloria que lleva a la pérdida de la espiritualidad, del amor y la unidad de acción. No debe existir un espíritu de oposición entre los cristianos. Cristo nos dejó un ejemplo de humildad y amor y nos ordena amarnos unos a otros como él nos ha amado. Si podemos estimar a los demás como mejores que nosotros mismos; si somos más severos con nuestros propios defectos de carácter y más rápidos en reconocer nuestros errores que las equivocaciones de los otros; si mostramos interés en nuestros semejantes, no para codiciar lo que tienen, ni para buscarles faltas y presentarlas ante los demás, sino para reconocer sus capacidades, entonces estaremos mostrando la humildad y el amor que Cristo mostró. Un espíritu egoísta, que busca ganancias personales, o que intenta mostrar superioridad o buscar rivalidad, es una ofensa a Dios. El espíritu de Cristo llevará a sus seguidores a estar interesados en el éxito y las realizaciones de sus hermanos así como en el éxito y las realizaciones propias. Eso significa amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Un espíritu opuesto creará diferencias, distanciamientos, y falta de amor y armonía.

¡Qué terrible es la lucha por la supremacía! Sólo Jesús debiera ser exaltado, porque cualquier éxito o habilidad que podamos tener no es el resultado de nuestro poder personal sino de los talentos dados por Dios para que los usemos en su servicio y para su gloria. ¿Por qué, entonces, tendríamos que exaltarnos y llamar la atención a nosotros mismos? Cualquier talento o sabiduría que tengamos proviene de la Fuente de sabiduría y debe ser usado para glorificar a Dios (Review and Herald, 5 de julio, 1887).

Aunque nuestro servicio sea humilde o pequeño, si lo hacemos para seguir a Cristo con fe, recibiremos la recompensa. Lo que los grandes y los sabios no pueden comprar, los débiles y humildes pueden recibir gratuitamente. Las puertas doradas del cielo no se abren para los exaltados y orgullosos de espíritu, sino para aquellos que sienten el toque tembloroso de un pequeño niño. La recompensa de la gracia será para aquellos que han trabajado para Dios con simplicidad, fe y amor (The Kress Collection, p. 28).

Dando testimonio de Demetrio
Miércoles 23 de septiembre

Mientras más cerca nos mantengamos de Cristo, y mientras más mansos y humildes y desconfiados de nuestro yo seamos, tanto más firme será nuestro apego a Cristo. Cuando esto suceda, mayor será nuestro poder mediante Cristo, para convertir a los pecadores. El agente humano es quien motiva a las almas. Los seres celestiales cooperan con los agentes humanos para grabar la verdad en los corazones. Al morar en Cristo podremos influir sobre los demás a través de la presencia de Aquel que dice: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). El poder que tenemos para vencer a Satanás es el resultado que Cristo more en nosotros para así hacer su voluntad y las cosas que le agradan (Testimonios la iglesia, tomo 6, p. 399).

Cada acto de nuestra vida afecta a otros para bien o para mal. Nuestra influencia tiende hacia arriba o hacia abajo; los demás la sienten, obran de acuerdo con ella, y la reproducen en mayor o menor grado. Si por nuestro ejemplo ayudamos a otros a adquirir buenos principios, les impartimos poder de obrar el bien. A su vez, ellos ejercen la misma influencia benéfica sobre otros, y así ejercemos sobre centenares y millares de personas nuestra influencia inconsciente. Pero, si por nuestros actos fortalecemos o ponemos en actividad las malas facultades que poseen los que nos rodean, participamos de su pecado, y tendremos que dar cuenta por el bien que podríamos haberles hecho y que no les hicimos, porque no hallamos en Dios nuestra fortaleza, nuestro guía, nuestro consejero (Joyas de los testimonios, tomo 1, p. 205).

El carácter es poder. El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible. Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con él en la obra de salvar almas. Solamente revelando en nuestra vida su carácter, podemos cooperar con él.

Y cuanto mas amplia es la esfera de nuestra influencia, mayor bien podemos hacer. Cuando los que profesan servir a Dios sigan el ejemplo de Cristo practicando los principios de la ley en su vida diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más que todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la iglesia tendrá poder para conmover al mundo.

Pero nunca ha de olvidarse que la influencia no ejerce menos poder para el mal. Perder la propia alma es algo terrible, pero ser la causa de la pérdida de otras almas es más terrible aún. Resulta terrible pensar que nuestra influencia pueda ser un sabor de muerte para muerte; no obstante es posible. Muchos de los que profesan recoger con Cristo están alejando a otros de él. Por esto la iglesia es tan débil. Muchos se permiten criticar y acusar a otros libremente. Al dar expresión a las suspicacias, los celos y el descontento, se convierten en instrumentos de Satanás. Antes de que se den cuenta de lo que están haciendo, el adversario ha logrado por medio de ellos su propósito. La impresión del mal ha sido hecha, la sombra ha sido arrojada, las flechas de Satanás han dado en el blanco. La desconfianza, la incredulidad y un escepticismo absoluto han hecho presa de aquellos que de otra manera hubieran aceptado a Cristo. Entre tanto, los siervos de Satanás miran complacidos a aquellos a quienes han conducido al escepticismo, y que están hoy endurecidos contra la reprensión y la súplica. Se jactan de que en comparación con esas almas ellos son virtuosos y justos. No se dan cuenta de que estos pobres náufragos del carácter son la obra de sus propias lenguas irrefrenadas y de sus rebeldes corazones. Mediante su propia influencia esas almas tentadas han caído (Palabras de vida del Gran Maestro, pp. 275, 276).
Crisis de liderazgo en la iglesia primitiva
Jueves 24 de septiembre

Entre todos los obreros de Dios debe haber un espíritu de unidad y armonía. El Señor ha bendecido especialmente a algunos con una experiencia que los ha preparado para ser sabios consejeros. En nuestras diversas vocaciones ha de existir una dependencia mutua, el uno del otro, para lograr ayuda...

Pero esto no autoriza a ningún hombre a asumir la obra de ordenar que sus hermanos obren arbitrariamente como él cree aconsejable, al margen de sus propias convicciones personales con respecto al deber. Ni han de creer, los obreros escogidos por Dios, que a cada paso deben esperar para preguntar a algún administrador que se halle en autoridad si deben hacer esto o lo otro. Aunque cooperando de todo corazón con sus hermanos para la ejecución de los planes generales que han sido trazados para la prosecución de la obra, han de mirar constantemente al Dios de Israel para recibir dirección personal.

A veces un hombre que ha sido colocado en una responsabilidad como director concibe la idea de que está en una posición de suprema autoridad, y de que todos sus hermanos, antes de hacer ningún movimiento de avance, deben primeramente venir a él para pedir permiso para hacer aquello que creen que debe hacerse. Tal hombre se encuentra en una posición peligrosa. Ha perdido de vista cuál es la obra de un verdadero dirigente entre el pueblo de Dios. En lugar de actuar como un sabio consejero, asume las prerrogativas de un gobernante impositivo. Dios es deshonrado por toda manifestación semejante de autoridad y exaltación propia. Ningún hombre, confiando en su propia fuerza, ha de erigirse en mente y juicio para otro hombre a quien Dios está usando en su obra. Ninguno ha de trazar reglas y reglamentos humanos para gobernar arbitrariamente a sus obreros colaboradores que tienen una experiencia viva en la verdad.

Dios pide a los que han ejercido indebida autoridad que retiren su mano dominante de sobre sus obreros. Trate toda persona a quien han sido confiadas sagradas responsabilidades, de comprender su deber individual ante Dios, y cumplir con ese deber humilde y fielmente. No se considere ninguno como un señor, con un poder dominador para ejercerlo sobre sus hermanos. Los principios de la Palabra de Dios han de ser enseñados y practicados (Testimonios para los ministros, pp. 499, 500).

El espíritu del verdadero pastor consiste en el olvido de sí mismo. Él pierde de vista el yo a fin de hacer las obras de Dios. Por la predicación de la palabra y por el ministerio personal en los hogares de la gente, aprende a conocer sus necesidades, sus tristezas, sus pruebas; y, cooperando con Cristo, el gran Aliviador de las cargas de los hombres, comparte sus aflicciones, consuela sus angustias, alivia el hambre de su alma y gana sus corazones para Dios. En esta obra el predicador es ayudado por los ángeles celestiales, y recibe instrucción e ilustración en la verdad que hace sabio para salvación (Obreros evangélicos, p. 192).

Las grandes potencias morales del alma son la fe, la esperanza y el amor. Si éstas son inactivas, el predicador puede tener todo el celo y fervor que quiera, pero su labor no será aceptada por Dios y no podrá beneficiar a la iglesia. El ministro de Cristo, que lleva el mensaje solemne de Dios a la gente, debe proceder siempre con justicia, amar la misericordia y andar humildemente delante de Dios. Si está el espíritu de Cristo en el corazón, inclinará toda facultad del alma a nutrir y proteger las ovejas de su dehesa, como fiel y verdadero pastor. El amor es la cadena de oro que liga mutuamente los corazones con vínculos voluntarios de amistad, ternura y fiel constancia, y que liga el alma a Dios (Testimonios para la iglesia, tomo 3, pp. 207, 208).


Guía de Estudio de la Biblia: Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan / Notas de Elena de White.
Periodo: Trimestre Julio-Septiembre de 2009
Autor: Ekkehardt Mueller, nacido en Alemania, doctor en Teología y Ministerio. Es uno de los directores asociados del Instituto de Investigaciones Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General. Sus especialidades son Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis, hermenéutica y teología aplicada. Es casado y tiene dos hijos adultos.
Editor: Clifford Goldstein

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